En el 184 aniversario de la ciudad, Weber Bahía Estudiantes le ganó a Peñarol, por 88 a 78, y estiró la serie de cuartos de final (2-1). Mañana jugarán el cuarto en el mismo estadio, que anoche, por momentos pareció vibrar. ¡Ah! Y Espil sigue tirando...
El interminable Juan Alberto Espil se apresta a convertir un nuevo doble para Estudiantes.
La jornada de fiesta en la ciudad no pudo terminar de mejor manera, con un estadio lleno y muchísima gente sintiéndose parte de este proceso de Weber Bahía Estudiantes, que anoche, deportivamente, dio otro paso gigante, venciendo nada menos que al bicampeón y poderoso Peñarol, por 88 a 78.
La victoria, además del significado en sí, sirvió para estirar la serie (2-1) y alargar la carrera del histórico Juan Espil (44 años), goleador del partido, con 21 puntos (4-8 en triples, 1-1 en dobles y 7-7 en libres).
El marco y la ansiedad generalizada fue como un empujón para el equipo de la ciudad, que en 1m35 se vio arriba 5-0.
La defensa match up confundió a la visita, que careció de circulación de balón, atacó lento, tuvo bajísimos porcentajes en tiros de cancha y apostó, básicamente, al juego interno con Leiva.
Firme en su campo, Estudiantes fue encontrando variantes adelante. Con su oficio, Stanton se ganó los puntos (8), Pepe repartió juego y la diferencia se mantuvo, pero Meyinsse la tuvo complicada con Leiva, Giorgetti entró derecho y Peñarol clavó un parcial de 12-4, pasando al frente: 19-16, en 8 minutos.
Poco antes había ingresado Espil, sabiendo que, acaso, podía ser su último partido, con todo lo que eso significaba. Sobreponiéndose a la atención que había generada en él, restando dos minutos para el cierre del cuarto, el veterano metió un doble tras recupero (18-19), un triple (21-19 arriba), después otro (24-19) y, deleitando a todos, con asistencia de faja dejó solo a Ruiz. Parcial de 10-0 y 26-19 el primer cuarto. Impensado poco antes.
La diferencia se estiró a 10, con parcial de 13-0, en 1m30 del segundo período. Tomando riesgos con la defensa, Estudiantes obtuvo buenos resultados, llegando a los tiradores, cambiando e intentando ajustar ante un rival terrible.
De todos modos, minutos después, el equipo de Pisani sufrió un par de bombazos, a pesar de que el 4-12 en t3 lejos estuvo de inquietar en el primer tiempo.
Con mucha personalidad, ensuciando el circuito ofensivo de Peñarol, logrando que la pelota le cueste llegar a Gutiérrez, el equipo de la ciudad se mostró consistente. Meyinsse cargó al rebote, Faggiano imprimió ritmo, Stanton leyó el juego y la ventaja de mantuvo.
Una falta técnica a Leo camino a vestuarios sirvió para que Espil abriera el complemento con dos libres, completando 7-7 en el tercer cuarto. En el duelo Pepe-Campazzo, el local tuvo el control y se jugó al ritmo que propuso, más allá que el cordobés fue la carta de gol (11 puntos en el tercer cuarto).
El tiempo transcurría y Peñarol ya mostraba otro semblante. Ese instinto asesino no despertaba. Y empezó a apostar al tiro de tres con Safar. Levantó sus porcentajes, pero corría de atrás. Y Estudiantes se solidificaba. Promediando el último cuarto el local sacó 17, encontrando respuestas, inclusive, en Zago, que hasta clavó un triple.
Un rato antes del final, Oveja sacó a Leiva y Gutiérrez, dos que no estaban invitados a la fiesta de cumpleaños.