España logra una plata con sabor a oro tras un partido histórico en el que exigió a Estados Unidos hasta el final.
Estados Unidos necesitó su mejor versión para derrotar a España 107-100
y para regresar a casa con el oro. Un botín que se daba por supuesto
desde que emprendieron el viaje de ida, pero que tuvieron que sufrir
ante una España brava, que trató a los dioses del baloncesto de tú a tú.
La selección española, que no ofreció buenas sensaciones en su camino hacia la final (problemas ante China, Australia y Gran Bretaña, derrota ante Rusia y Brasil y altibajos con Francia y otra vez Rusia), demostró que no se puede dudar de ella.
Tras la final de hace cuatro años en Pekín,
la generación de oro del baloncesto español tuvo la oportunidad de
poner un broche dorado a su carrera. De cerrar su inmaculado expediente
con un cum laude. España tuvo a su rival a tiro durante 38
de los 40 minutos del encuentro, pero en los instantes finales los
norteamericanos demostraron que siguen sin ser de carne y hueso.
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