Hubo fiesta en Mar del Plata por la clasificación a Londres. Un premio de la gente a los jugadores después de semejante esfuerzo.
Tanto sufrimiento valió la pena. Aunque fue demasiado sufrimiento. Lo cierto es que apenas terminado el partido y sentenciada la clasificación, los jugadores argentinos se reunieron en la mitad de campo, con Lamas incluido, saludaron y se desató un espontáneo e interminable cántico que puso la piel de gallina.
Con imágenes que quedarán siempre en el recuerdo: Scola aislado, mirando para arriba, sacándose de encima una mochila de presión insoportable, el Che García descontrolado a la par del público, Manu abrazado con Cebolla (el de seguridad) y luego con Prigioni, Leo Gutiérrez al borde de las lágrimas y Jay Jay, la mascota, comprendiendo el momento y saltando con la masa.
Fue un ratito único e irrepetible después de la victoria sobre Puerto Rico. Luego el capitán Scola tomó el micrófono y mandó un mensaje propio de su ambición: “Vinimos con dos objetivos al torneo. Cumplimos uno, ahora vamos por el otro”. Los que lo escucharon, lo aplaudieron; el resto, siguió en su fiesta.
Con imágenes que quedarán siempre en el recuerdo: Scola aislado, mirando para arriba, sacándose de encima una mochila de presión insoportable, el Che García descontrolado a la par del público, Manu abrazado con Cebolla (el de seguridad) y luego con Prigioni, Leo Gutiérrez al borde de las lágrimas y Jay Jay, la mascota, comprendiendo el momento y saltando con la masa.
Fue un ratito único e irrepetible después de la victoria sobre Puerto Rico. Luego el capitán Scola tomó el micrófono y mandó un mensaje propio de su ambición: “Vinimos con dos objetivos al torneo. Cumplimos uno, ahora vamos por el otro”. Los que lo escucharon, lo aplaudieron; el resto, siguió en su fiesta.
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